lunes, 20 de enero de 2020

Piódão: la aldea/sitio del mes Janeiro 2020


Piódão, una de las aldeias históricas de Portugal, es un sitio que hay que salir a buscar... que cuesta de llegar, que se hace de esperar.  Escondido. Difícil. Nunca llegaras aquí al paso de ningún otro sitio; se precisa paciencia y grandes dosis de ilusión en cada curva, que son cientos de ellas, en cada desplazamiento por pequeños derribos que invaden la carretera de montaña... 

Así es, estamos en territorio montaraz, en la zona centro lusa. Entre la impresioanante Sierra de la Estrella y la exuberante Sierra de Lousã se encuentra la Sierra de Açor, declarada Paisaje Protegido ocupando el municipio de Arganil, en el Distrito de Coimbra. 

Aquí se sitúa PÍODÃO "mi sitio especial de Enero"...  geográficamente. En mi mente, Piódão, ya ocupaba oleadas de magia, belleza y emoción contenida.

“Mi mirada, Nala & Micaesquistos”

La "montaña lusa" cual anfiteatro natural de pizarra y esquistos.




Después de remontar el  penúltimo valle y leer la esperada indicación que ponía 2 km, llegamos, con máxima emoción, a una maravilla de lugar, a una aldea gris multicolor, de cuento, camuflada, mejor escamoteada, en la ladera de una montaña verde, con una iglesia de adornos azules en los contrafuertes pero de paredes y campanario blanquísimo "Nuestra Señora de la Concepción" de nombre; siendo el contraste aún más significativo, con el gris y el negro de la pizarra, de las casas, de las calles...

Las puertas de las casas pintadas de azul, vivido intenso. Me contaban en el "Posto de Turismo" que los excedentes de pintura azul de la iglesia, fueron usados por los vecinos para pintar las puertas de sus casas. Ocupándose la tienda de la aldea de tener siempre ese azul en su almacén, sin otra opción de color. A saber, misterios sin resolver...



buzón del CORREIO y janela de guillotina

Una plazoleta-mirador llana a la entrada de la aldea, donde se encuentra la escalinata a la iglesia, correios, el posto de turismo, un pequeño museo, los baños públicos, paneles varios (un croquis con el punto de evacuación en caso de incendio) y varios locales de artesanía y restauración con terrazas al exterior... Hasta aquí llegan los coches y vuelven a salir, un puñado de aparcamientos locales muy solicitados.  Todo lo demás de la aldea es a pie, por rampas y/o escaleras o escalerillas; callejuelas estrechas de 2 metros, un subir y bajar para conocer el laberinto de la aldea. 

Pensaron los moradores de la aldea, unos 200, en los viajeros, en los turistas propios del país y de cualquier parte del globo. Y hace unos años construyeron un aparcamiento desdoblando el tramo final de la carretera, genial obra no invasiva, equilibrada, que ofrece mucho a los viajeros. Nuestra camper “encanto” se aparcó en una plaza estupenda, en un extremo hilo, con vistas al pueblo y escuchando el agua en movimiento que corría cerca. Tranquilidad y buenas vistas para pasar la noche y amanecer un día más... afortunadas somos!



Desayunamos O Solar dos Pachecos un pingado (café cortado) y unos panecillos redondos tostados con aceite y queso de cabra delicioso, al amor de la lumbre.

chaminé 

Y en previsión de un buen almuerzo encargamos en O Fontinha una ración de la afamada "chanfana" una cazuela de cabrito especiado a fuego lento... comida para llevar, un “take away” a nuestro ritmo... A las una del mediodía quedamos en recoger la comida, llevando nosotros la merendera de inox para el trasporte y conservación: guauuu tenía una pinta de homenaje, el cabrito acompañado de patatas y verdura cocidas !Qué rico¡



Nala y yo tuvimos para dos comidas, que exquisitez de guiso tradicional de esta sierra tan castigada por los incendios forestales en la última década. Gentes amables, paisaje más protegido aún buen hacer de los moradores.



Esta aldea histórica (la única sin castillo ni muralla de las 12 declaradas) nos ha encantado, fascinado... Tal vez por eso, al estar tan escondida en los confines de la Serra do Açor no necesitó de ninguna fortificación, ni castillo ni murallas...


Tenemos que volver en verano... insháAllah!  

¿Tú qué dices Nala?