Es una especie de intuición, una sensación de cambios por venir, un hormigueo que recorre las entrañas, un fluir sereno e ilusionante... lo noto, me llega, inunda mi ser, está ahí... el alma de la primavera esta arribando, se anuncia pronta llegada de una explosión exuberante de belleza seductora y purificación renovadora.
Soy científica y aportaré mis datos. Recuerdo siempre aquella frase de "la ciencia para que sea ciencia hay que cuantificarla". La medida, los números... me encantan los números, tengo muchos favoritos pero siento especial predilección por "pi", la razón entre la longitud de una circunferencia y su diámetro, le llaman número irracional, pero yo le entiendo. Es mi avatar en blogger.
Mi campo de experimentación en Castellar: dos grupos objetivo de almendros diferentes, uno al Norte que mira a las aldeas y a la sierra del Oro; el otro al Sur en la Cañada, ambos a la misma altitud. Llevo una semana visitándolos a diario, contando los botones florales y observando que están a punto de cuajar las primeras flores, pero las temperaturas mínimas son tan bajas (de 1 a 2º C) que les está costando un poco, a pesar del sol que luce con vocación de calentar.
Y hoy al hacer mi ronda de observación y visitar a los del ala Norte... maravillosa sorpresa:1 botón floral semiabierto. Qué genial, contentísima de presenciar y fotografiar el evento.
Esta señal es para mi, y la comparto con todos vosotros, internautas amigos, no hay duda: la primavera ya está aquí, imparable. El almendro es el primero de los Prunus que florece anunciando la proximidad de la primavera.
Me desplacé toda ilusionada al ala Sur, conocedora de que los Prunus dulcis iban a estar un poco más avanzados y ... efectivamente encontré algunas ramas con flores totalmente abiertas y muchos botones con ganas de apertura.
Que guay, que tarde más estupenda. La gente volvía de trabajar en la aceituna y yo sonreía en la cuneta, junto a mis almendros en flor. Les hubiera dicho "en Castellar la primavera está llegando...", pero no dije nada. Esta fotografía con el limpio cielo de la tarde como fondo, y esa flor espléndida abierta me mantuvo entretenida bajo las ramas del almendro, intentando captar y encuadrar la nitidez y el detalle del momento.
Mientras, en otros sitios y climas, otros almendros se cuajaran de flores... ¿Quién lo contará? Dedicado especialmente al eminente D. Carlos Fernández López mi profesor de Botánica, de la Universidad de Jaén, que me inició en la Fenología del almendro, gracias miles!