Pensaba en mis amigos chilenos, argentinos... nosotros entrando en el invierno (con el solsticio de invierno y la noche más larga) y ellos haciendo lo propio con el verano, con su día más largo de máxima luz solar.
Estas fotos representan dualidades, arriba-abajo, verano-invierno, Sur-Norte, allá-aquí... un paisaje manchego que me cautivó el verano del año pasado y que inmortalicé con mi nikon, por cierto que me he pedido la nueva D7000, y estoy de negociaciones con la financiera... aún no he firmado.
Este fin de semana pasado volví a la Mancha, al Balneario Cervantes, en Santa Cruz de Mudela (pero esa es otra historia) y en el trayecto en la carretera local CR-614 que conecta Torre de Juan Abad con Torrenueva volví a tirar fotos a ese paisaje que tanto sosiego y belleza me sugiere. Pues, sin GPS, por pura intuición volví a fotografiar a esas dos encinas en un encuadre casi idéntico. Cuando vuelvo a los sitios los hago míos. Y estas "dos encinas amigas" cercanas pero diferentes, compañeras pero independientes, con su vuelo propio han aumentado un poco más su biomasa en año y medio de vida, crecen adecuadamente y su entorno resulta respetuoso.
La mirada tiene mucha fuerza y personalidad, no cambia fácilmente... se fija en lo que le llama, y sólo le llama la belleza. La foto inferior invertida es de peor calidad, la luz no era muy buena, o no supe sacar mejor partido a mi equipo... pero ahí está.
Espero que disfrutéis de estas encinas compañeras, del alma compañeras!