miércoles, 12 de agosto de 2009

tormenta de verano

El lunes, 10, por la tarde se desató una buena tormenta, de esas que suceden en verano, sin previo aviso; de esas que crean afición; de esas que nos recuerdan cuando eramos chiquillos y nos pillaba en la calle jugando..., abríamos los brazos, girábamos la cara al cielo, con los ojos cerrados, y la sonrisa en los labios, o la boca abierta, para sentir y saborear aquel milagro portentoso. Que gozada de momentos aquellos, empapados en pleno verano.

El olor a tierra mojada fue el primer indicio, el sol se ocultó de repente y casi anocheció, llegaron las primeras gotas, enormes, generosas, después una tanda de granizo, y lluvia abundante al fin que escanció a todo el pueblo. Fuerte del Rey se lavó la cara y se le difuminaron las telarañas. En resumen 17 litros/m2 en media hora.

Cuando la tormenta pasó de largo, salí a dar un paseo, con la nikon en "stand by", había barro en los caminos, y en los primeros pasos conseguí sendas zarpas en las zapatillas.


La luz era tan especial, tan limpia, que no podía dejar escapar la oportunidad de tirar fotos como poseída por el valor de esas condiciones tan óptimas. El olivar, con sus luces y con sus sombras, se mostraba hermoso.


El pueblo aparecía tildado con un trozo de arco iris, desde el Cerro del Águila, donde decidí subir en busca de mejores panorámicas.


Y ese atardecer entre olivos, con una carretera serpenteando por los cerros, que pareciera dirigirse hacia el sitio donde descansa el sol.

Una tormenta de verano de recuerdos dulces y sabor a tierra mojada.

16 comentarios:

Abilio Estefanía dijo...

Hola Carmen, las fotos no pueden ser mejores, con arco iris y todo y la crónica de primera, que parecia que viviese la tormenta en directo.

Si me quedo con una foto es con la última con ese atardecer sobre los olivos, una maravilla.

Besitos

L. Gispert dijo...

Los olivos tenían lavados sus uniformes, el sol armonizaba su fantasía de colores sobre el pueblo y las nubes revivían la melancolía del atardecer después de que descargaran su mal humor.

Esas fotos, que son un bello canto a la naturaleza, me han transmitido esas sensaciones y únicamente me faltaba recibir las oscilaciones de humedad y fragancia que despide la tierra después de la tormenta, reverdeciendo también recuerdos de dulces atardeceres tendido sobre la tierra y contemplando el cielo.

Un placer, Carmen.
Un beso.

Anónimo dijo...

Luego de disfrutar tu relato y las fotos...se me viene a la cabeza :
"Detras de la tormenta...encontraras la paz del arcoiris..."

"Solo quien navego en sus propias tormentas...CONOCE EL VERDADERO SENTIDO DE LA PALABRA PAZ..."

Myrian

Una senderista. dijo...

Precioso, menuda gama de colores tiene la foto del olivar y el pueblo, y vayas zancos de barro, jejeje

Carola, la del quinto dijo...

las dos últimas fotos son una gozada. Más de un pintor se moriría por tenerlas. Yo conozco uno llamado "Antogonza" que pintaba esos paisajes.

A.L.Zarapico dijo...

Me encanta el olor a tierra mojada...

ABRAHAM LÓPEZ MORENO dijo...

Hola Carmen.
Gracias por tus comentarios en mis blogs y felicidades por este post, tanto por la fotografía como por su emotivo texto.
De camino, te apoyé con mi voto en los premios 20 blogs.
Saludos

Casía dijo...

recuerdo de niña esas tormentas, una nube aquí otra alla un trueno y sin saber como el arco la vieya hacía aparición y llovía con fuerza y como tú ese olor a tierra e hierba mojada, gracias por hacernos volver a oler en la imaginación

Franziska dijo...

Me encantan las tormentas: será, quizás, porque nunca he vivido en el campo, según decía una amiga que se asustaba mucho. Parece que tú sí has vivido en el campo y sin embargo, no las temes.

Y ese arco iris magnífico que se dirige a otro punto que no podemos ver, es todo un símbolo de paz y de esperanza en la buena cosecha que se acerca.

Todo tu relato es un texto poético enriquecido con las imágenes que tan bien sabes realizar.

Que la luz sea siempre contigo.

Deprisa dijo...

El olor de la lluvia o el pasear bajo ella sin paraguas son placeres a los que hemos renunciado al hacernos mayores, pero algun capricho nos podemos dar ;)
Bellas fotos, siempre digo que me gustaria ver el mundo con los ojos de un fotografo, son capaces de ver la belleza donde los demas solo vemos arboles, hojas o un simple reflejo.

Un saludo.

Prometeo dijo...

Magníficas fotos, Carmen. Tú analizas con tu cámara un trocito de mundo y lo conviertes en arte. Tu tercer ojo, tu sexto sentido.

Enhorabuena. Eres un sol.

Besos

Enrique Palacios dijo...

Tierra mojada y fotos perennes. Gran condimento para soñar despierto :)

Preciosas fotos Carmen.

Un beso

Maloles Muñoz dijo...

Bellísimas fotos Carmen,si cierras los ojos después de leer tu relato casi se percibe el olor a tierra mojada.
Cada dia te superas con tus entradas,creo que ya no podriamos pasar sin tu sensibilidad a la hora de contar tus vivencias y tus fotografias.Gracias por compartir tanta belleza.

Espero que todo vaya bién.Yo sigo brocha en mano después de descansar unos dias,he adelantado bastante mi proyecto,a finales de Agosto retomo el blog he iré mostrando mis avances,espero verte por allí.

Un abrazo

Cigarra dijo...

Te he encontrado en el blog de Franziska. Muy bonitas las fotos de tu paseo. Me parece que compartimos aficiones. Te invito a ver mis fotos de Aldabas
http://cigarrales-cigarra.blogspot.com/2008/09/aldabas-de-alcaraz.html
pero sobre todo de Ventanas y puertas, que son mi afición principal
http://cigarrales-cigarra.blogspot.com/search/label/Ventanas
Saludos cordiales

D´Paula dijo...

Se puede oler esa sensación que describes. La fresca brisa de la antesala de la tormenta, el dulce aliento del cielo regando, en oscuras sombras, la paz de los campos. Rozando el otoño, el cielo es más cielo y la luz transgresora de únicos colores. Solo falta que no hiciesen daño esas tormentas bellas del otoño, que solo sean eso que tan bellamente describes.
Un saludo

Juan Manuel dijo...

!Que pueblo mas bonito es el nuestro, Fuerte del Rey!
Me gusta que aparezca el pueblo en la red, que se hable de él por cosas buenas y bonitas.

Un beso,